Si nos centramos en cómo se aprende encontramos cuatro vías de aprendizaje:
- Formal: todo aquello que se propone en el entorno escolar o familiar.
- Inesperado: aquello que no está previsto como objetivo del aprendizaje, pero que el niño/a adquiere.
- Intencional: aquello que se aprende a través de la observación, el interés o la experimentación.
- Informal: aquel que no está estructurado, por ejemplo, través del juego.
- Permite el conocimiento a través del interés y curiosidad del niño/a.
- Potencia el desarrollo sensorial, así como el equilibrio estático y dinámico y la coordinación de movimientos.
- Desarrolla la creatividad, la imaginación y el juego compartido.
- Facilita las relaciones sociales y la comprensión del mundo que les rodea.
- Es un ejercicio de autosuperación: practica y mejora resultados.
En estas primeras edades, todo es juego, siendo éste innato y espontáneo. Para potenciar el aprendizaje, debemos tener una actitud positiva y cercana, pero directiva, es decir, sin olvidar que los protagonistas son ellos/as. A la hora de seleccionar qué materiales o juegos vamos a proponer, hay que tener en cuenta que cuanto más sencillos mejor (utensilios de casa, cuentos con imágenes cotidianas o de ellos/as, encajables…), procurando que no sean de plástico, pues lo simple despierta la curiosidad. Proporcionándole experiencias positivas, en las que el niño/a se sienta seguro, su entusiasmo crecerá y alcanzará la actitud de logro que potencia el autoconcepto y la autoestima sana del niño/a.
Maestra Educación Infantil y Pedagoga