Cuántas veces no nos hemos visto diciendo eso... a l@s pequeñ@s de primer ciclo, les ponemos o quitamos los zapatos en función del momento del día, les regañamos si se los quitan cuando creemos que no deben hacerlo ( será que siempre tenemos razón), les descalzamos para dormir...a medida que van creciendo, les insistimos en que se los aprendan a atar, y cuando son mayores creemos que si no les decimos que se aten...se precipitarán por el más terrible de todos los abismos.
" Y es que los zapatos son el reflejo de nosotros mismos y nuestra forma de ver el mundo y la educación. "
Unos zapatos pequeños y fuertemente atados, son asfixiantes, incómodos, generan sufrimiento y dolor...exactamente igual que unas normas demasiado restrictivas, que asfixian, angustian y crean ansiedades en l@s niñ@s.
Ok. No nos valen.
Cambiamos de número, esta vez, un número mayor. Pero nos queda grande, el pie baila dentro del zapato y no nos deja caminar seguros, mientras el pie quiere ir por un sitio, no sabemos por dónde querrá llevarnos el zapato... exactamente igual que unas normas inconsistentes, casi inexistentes. Si no hay una firmeza y una rutina, l@s niñ@s se sienten insegur@s, no saben qué pasará, y se debatirán entre lo que quieren,lo que deben y lo que pueden hacer. Si no saben qué esperar del adulto, que es su zapato, no sabrán a dónde dirigirse.
Elegir un número adecuado de zapato para nuestra aula no es tarea fácil, cada día está lleno de cambios, los alumnos cambian, nosotros cambiamos, las circunstancias cambian...el truco está en adaptarse a todos esos cambios con la mejor de nuestras sonrisas, imaginación y creatividad, cariño y decisión, el fondo de armario que todo maestr@ debe tener!!
Adela Martín López
Maestra de Educación Infantil y grado de Educación Primaria con mención en Inglés
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