Vivimos sumergidos en tiempos donde la prisa y la crítica hacia la diferencia reina en todos sus aspectos y donde la palabra humanidad muchas veces pierde todo su sentido…
Se dice que de la adversidad es de donde más se aprende, por lo que la sociedad en la que nos vemos inmersos se convierte en un momento propicio de transformación.
Las escuelas infantiles son instituciones al servicio de la vida que inicia, lugares donde se gesta parte de la formación de nuestro ser como individuos, donde no es de extrañar que educadores y maestros se pregunten cada vez más, cómo acompañar este momento de la maduración del ser humano para evitar el fracaso de la escuela.
En busca de esta humanidad comienzan a aflorar cada vez en más espacios, pedagogías paralelas a los principios de la vida y la naturaleza entre las que podemos mencionar a Pikler-Lóczy, Montessori, Waldorf, Reggio Emilia… Los valores de escucha, respeto y seguridad anclan toda una manera de hacer, donde el niño como ser único y con todo su potencial se convierte en el protagonista de su propio aprendizaje… cada uno en su tiempo, en su interés, en su momento… Una manera de cuidado hacia el Ser que es el niño para que el día de mañana pueda seguir transformando la sociedad hacia un mundo más sano y más humano…
Por todo ello, las escuelas Chiquitín Embajadores y el Naranjo, el Limonero, Arce, estas tres últimas pertenecientes al grupo Clece, han querido acercarse a estas pedagogías con el fin de poder incorporar para este curso escolar que empieza, nuevas prácticas que les permitan ofrecer al niño y a su familia un nuevo espacio para crecer, un espacio respetuoso con sus necesidades.
Educadora y Maestra de Infantil, especialista en “pedagogías del ser”
Psicomotricista en el ámbito educativo y terapéutico, especialista en Práctica Psicomotriz
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