lunes, 18 de septiembre de 2017

Sigue viva una pólemica que no debería existir: el eterno debate de la relación escuela- familias.

Digo que sigue viva la polémica, porque seguimos escuchando, viviendo y participando de las discusiones que se generan alrededor: ¿deben las familias entrar al aula?¿nos sentimos los equipos docentes cuestionados cuando entran? ¿son las familias elementos que ayudan o más bien, al contrario? ¿alas o anclas?

Las familias, son el eje fundamental de la infancia, niños y niñas viven con sus familias y, desde las múltiples familias que hay en nuestra sociedad, se educa de múltiples maneras. Además, también hay distintos tipos de docencia, por lo que la diversidad no debería suponer un escollo. Más bien al contrario, podríamos sumar fuerzas para poder intentar hacerlo, todos y todas, mejor.



No deberíamos verlo como una invasión por parte de las familias a nuestra escuela, ni las familias deberían sentir esa invasión por parte de los maestros y maestras de sus hijos e hijas. Quitarnos los complejos sería un primer paso para poder entendernos, porque asumamos un hecho: por el bien de los niños y niñas, estamos "condenados/as" a entendernos. 

Este entendimiento tiene que pasar por una confianza de ambas partes, sabiendo que todo lo que hacemos, en casa y en la escuela, es por el bien de el alumnado, y tiene que pasar también, por un proceso de escucha activa y cooperación, en el que todas las partes se sientan escuchadas, tenidas en cuenta, y guiadas en el proceso cuando sea necesario.

El profesorado, se encuentra en un plano distinto al de la familia, y no por ello, ha de estar por encima, ni por debajo. La familia debe escuchar con respeto las opiniones y las formas de hacer de los y las profesionales que están con sus hijos, pero por otro lado, el profesorado, ha de escuchar también, con el mismo respeto, a las familias, el contexto en el que viven, y dejarlas participar en la educación de los niños y niñas.

En mi experiencia en aula, tanto en infantil como en primaria, he tenido la oportunidad de que las familias vinieran a mis clases y suele ser un momento bonito, de unión, de convivencia, algo tan necesario en estos tiempos. Conocernos, cuidarnos, querernos... todo ello sirve para crear un mejor ambiente, donde las relaciones son lo primero y se convierten en la base del aprendizaje, puesto que un buen ambiente, genera confianza y propicia el aprendizaje.  

Ponernos en común, todos y todas, puede ser un paso para mejorar la educación. Sólo uno, desde luego, pero no perdemos nada intentándolo. 

Adela Martín López
Coordinadora de Proyectos Cero6
http://ademarloteacher.blogspot.com.es/

No hay comentarios:

Publicar un comentario