La educación es un derecho inalienable del ser humano y la Educación Inclusiva y de calidad es un derecho, firmado y ratificado por España desde 2006, aunque ya desde la firma de la LOGSE en los años 80 del siglo pasado, se viene hablando de la educación inclusiva. Tanto tiempo y tan poca actuación ¿será debido a la dificultad que entraña este tipo de Educación?, esta es la cuestión.
Determinadas apreciaciones podrían servirnos para responder a esta importante cuestión, quizá deberíamos empezar por el conjunto. Para que la inclusión exista, necesitamos un cambio social, lo que implica por un lado un trabajo a largo plazo para que los valores y la cultura cambien y por otro las acciones que realicemos salgan del plano teórico. Es decir, no puede haber una educación inclusiva real si partimos de una sociedad, que no lo es, porque la escuela repite los modelos sociales en la que está inmersa.
Como profesionales que creemos en la inclusión educativa o que revisamos nuestras prácticas educativas para dar calidad y aportar a cuantos más de nuestros alumnos y alumnas mejor, hemos de ser consciente de qué es y qué no es esto de la inclusión educativa.
La educación inclusiva NO es un nuevo nombre en la jerga pedagógica del siglo XXI, NO es un estado; pero sobre todo NO es un fin en sí misma, sino un medio para alcanzar un fin, el establecimiento de una sociedad inclusiva.
La educación inclusiva ES un proceso de mejora de la escuela para docentes, alumnos y alumnas, ES preocupación por superar barreras para el acceso y la participación de todo el alumnado, ES un cambio total en las prácticas docentes.
Para llevar a cabo este derecho, no podemos improvisar, es necesario afrontar la diversidad identificando, localizando y eliminando obstáculos presentes en los centros de los cuales algunos (bueno muchos) son curriculares, otros cognitivos (visión del adulto) y varios son físicos (barreras arquitectónicas).
La educación es una herramienta para combatir las desigualdades en cualquier parte del mundo. Una educación digna y de calidad, debería ser motivo de orgullo, debería ser la norma y no la excepción, porque desde la ratificación de la Convención de los derechos de las personas con discapacidad en 2006 la inclusión se convierte en ley.
Por ello desde la FUNDACIÓN UNICAP apostamos porque las aulas ordinarias sean para todos y todas cumpliéndose los derechos de cada alumno y alumna.
VSG miembro de la Fundación Unicap
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