Este curso en las escuelas ha comenzado con absoluta normalidad; nervios, emoción, mochilas cargadas de ilusión y algunas lágrimas pero con buen ánimo.
¿Qué hace que el proceso de adaptación sea ordenado y seguro o por el contrario exagerado y dramático?
Sin lugar a dudas la mayor responsabilidad es de las familias, dado que los niños se guían por aquello que les transmiten sus padres: calma, confianza, normalidad….o por el contrario inseguridad, angustia y desconfianza.
Por esto, debemos felicitar a los papás, por la naturalidad con la que han afrontado estos días difíciles, cómo en cada una de las charlas de este trimestre han manifestado su tranquilidad ante las conductas de sus hijos.
“Sí, se queda llorando pero sé que lo pasa bien…luego lo recojo contento” o “Se queda muy bien en la escuela pero cuando la recojo no se despega de mí”
Éstas y otras conductas, cómo alteraciones en el sueño o la comida, incluso cambios de humor, entran dentro de lo que les puede suceder a los más pequeños durante estos días. En unos días desaparecen y vuelve todo a la normalidad, eso sí, siempre que no cedamos a sus peticiones y consigan lo que quieren llorando.
Estamos seguros de que con este buen comienzo, todos disfrutaremos de un curso de aprendizajes y experiencias que nos llenarán de orgullo y emoción por nuestros hijos.
Natalia Torres Thomas
Pedagoga y Maestra de Educación Infantil
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