Es posible que en la elección haya influido, además de la llegada de un nuevo miembro a la familia, el hecho de que el tema de la inteligencia emocional está en boca de todos. Cada vez son más los centros educativos en los que se incorporan las emociones en el aula.
Es de recibo reconocer que en las escuelas infantiles siempre se han tenido en cuenta las emociones, no sólo por la necesidad de afecto de los niños/as a estas edades, sino también porque la identificación y expresión de las mismas ha sido una herramienta fundamental para la resolución de los conflictos que surgen en el aula.
En el caso de los celos, hemos de entender que son comprensibles, ya que los niños/as perciben una pérdida de atención que pueden traducir en que les quieren menos, dado que se disminuye la atención que se les puede dedicar en casa. En definitiva, el tiempo del que disponen las familias es el mismo, pero las necesidades de sus hijos/as son muy diferentes. Estas pautas que se proponen ayudan a evitar ciertas conductas disruptivas que suelen aparecer; como llamadas de atención, agresividad, dependencia excesiva del adulto o regresiones conductuales (se hace pis, no como solo, etc.)
- Equilibrio en el trato a los hermanos y más tiempo en familia
- Retirar la atención y mostrar calma ante la rabieta
- “Ventajas” y “privilegios” de tener hermano
- Clima familiar emocionalmente estable y equilibrado
"En definitiva, la Inteligencia Emocional es la clave para la gestión del día a día"Los niños/as necesitan identificar lo que les pasa, ponerle nombre (enfado, alegría, miedo, etc.) Una vez que lo identifican serán capaces de expresarse, podremos ayudarles cuando se bloquean emocionalmente, les dotaremos de herramientas para empezar a gestionar sus emociones. Esta repercutirá en su autoestima y en su capacidad para superar los celos.
Natalia Torres Thomas
Pedagoga y Maestra de Educación Infantil
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