lunes, 15 de febrero de 2016

Los maestros, su papel con las redes

Nos encontramos ante una verdadera revolución en las aulas. Los ordenadores, las pizarras digitales, la introducción de dispositivos móviles en la clase...día a día, nos vemos rodeados de pantallas que nos sitúan en una posición, a veces, incómoda.

¿Quién, como educador/a, no se ha sentido intimidado/a por un niño o una niña que ha sabido manejar mejor el dispositivo que se iba a usar en ese momento?

Las pantallas, los dispositivos, son a la vez arma y recurso: bien utilizados, pueden ser nuestro mejor aliado, con un pobre conocimiento de los mismos, pueden ser nuestra peor arma.

Tanto para niños/as, como para adultos.

Es ahí donde entramos los educadores y las educadoras, maestros/as, profesores/as...todos los que nos enfrentamos cada día a las aulas, debemos saber manejar dichos dispositivos, La red, de una manera fluida para estar un paso por delante de los alumnos y alumnas, algo harto difícil, ya que se han convertido en verdaderos expertos casi desde el nacimiento: se ven expuestos a los dispositivos móviles desde edades tempranas, para ellos/as es un juego y es totalmente intuitivo y cambiar de canal en la tele, buscar vídeos en Youtube y hacer fotos con el móvil, se ha convertido en un acto casi reflejo en los niños/as.

Lo que a los adultos nos cuesta tanto, ellos/as lo hacen en un abrir y cerrar de ojos.
Sin embargo, por mucho que sepan manejar la parte tecnológica de las redes, hay algo que, como niños/as, no han llegado a comprender: la importancia de la gestión de las emociones a  la hora de, por ejemplo, utilizar las redes sociales. Hemos escuchado que las redes sociales son un problema, pero no es verdad: las redes sociales, en sí, no son el problema, la dificultad y los conflictos vienen cuando no se ayuda a los más pequeños/as a gestionar lo que sienten, a solucionar conflictos, a expresarse correctamente, a respetar, a preservar su intimidad…

Y ahí entra de nuevo el  papel de los educadores y las educadoras, maestros/as, profesores/as...tenemos un responsabilidad, como profesionales, de aprender, para poder luego enseñar, a todo eso que queremos que hagan los niños y las niñas, sin tener un ejemplo claro y válido.

Si vamos dos pasos por detrás, no podremos observar las dificultades, las necesidades del alumnado y no podremos ayudarles. Los casos de cyberacoso ya sea por racismo, homofobia o violencia de género, entre otros, amparados en el anonimato o en la seguridad que dan las pantallas, crecen de una forma alarmante y debemos saber gestionarlos en nuestros centros.

Una buena formación en nuevas tecnologías y redes sociales, nos ayudará a mejorar como profesionales y a ayudar a nuestros/as alumnos/as a crecer en un entorno virtual más sano, seguro y feliz.

Adela Martín López 
Maestra de Educación Infantil y grado de Educación Primaria con mención en Inglés

viernes, 5 de febrero de 2016

Con el juego el niñ@ aprende, se conoce y se socializa

Hace unas semanas estuvimos en la escuela infantil La Inmaculada en Madrid, compartiendo una horas de formación sobre la "metodología del juego en el aula" y lo pasamos bien sobre todo, pero además intercambiamos recursos y conocimientos. La receptividad del equipo y las ganas de participar en todas las cuestiones planteadas facilitaron interesantes sinergias.


Hablamos sobre el juego y su importancia para estimular el desarrollo evolutivo, ya sabemos todas que es a través del juego cómo el niño/a aprende, se conoce y se socializa; además de los espacios y materiales, fundamentales para garantizar estos aprendizajes. Reforzamos el convencimiento de olvidar planteamientos de juego dirigido para adentrarnos en un espacio atractivo y estimulante que posibilite al niño/a decidir a qué quiere jugar, haciéndole autónomo y responsable de su actividad, de manera que el educador pasa a ser un observador activo, provocador de situaciones de aprendizaje y como no, el  apoyo emocional de los niños/as.
"El aula debe ser un espacio que garantice la participación activa del alumno."
Es importante idear espacios más interactivos, a disposición de los niños/as, para fomentar esta participación de la que hablamos,  variados para que se pueda atender los intereses de todos, y por supuesto a su alcance.

También trabajamos sobre la elaboración de materiales reciclados, estos nos ayudarán a la estimulación sensorial, a despertar la creatividad y facilitar propuestas cercanas a los intereses de nuestros alumnos.

Por último, el papel de las familias, la comunicación y participación de las mismas en las actividades que proponemos en el centro. Hemos reflexionado sobre cómo a veces todo esto se dificulta y qué hacer para dinamizarlo.

Para garantizar este proceso de aprendizaje es preciso que comprendamos y empaticemos con las familias para entender qué está pasando y por qué no valoran lo que trabaja la escuela. A veces un simple ejercicio de asertividad ayuda a salvar estas diferencias que dificultan la labor educativa.

Natalia Torres Thomas
Pedagoga y Maestra de Educación Infantil

martes, 5 de enero de 2016

Fisioterapia respiratoria: eficaz y sin efectos secundarios

Llevamos un tiempo escuchando continuamente nombres de fármacos como el “ventolín”, la “fluidasa”, y otros tantos que hace una década ni siquiera nos sonaban.  Además, actualmente una de las patologías que más solemos escuchar en el día a día  (especialmente entre los papás de peques de menos de un año), es aquello de “bronquiolitits”. También nos hemos habituado a oír frases como “pues los moquetes ya han bajado y ahora se le han bajado al pecho”.  Pero cuando es en primera persona, y sobre todo a continuación de recibir este diagnóstico vamos a la farmacia a comprar todo aquello que parezca que le pueda aliviar los síntomas, añadiendo a la “lista de la compra” en la farmacia más medicamentos por si “se pone mejor así”.

Imagen de Fisiorespiración

Pero, ¿nos hemos parado a pensar qué consecuencias tienen todos estos fármacos para mi bebé/niño/niña? 

Pues bien, lo que nos está ocurriendo (y lo que aún está por venir), es que el abuso de todos estos medicamentos (fuera por supuesto de la prescripción médica) genera una dependencia importante en el organismo de nuestros niños y lo que es aún peor, pueden producir numerosos efectos secundarios como la ansiedad o el nerviosismo, el insomnio, los problemas digestivos, etc.
Si nos paramos a pensar la cantidad de medicamentos que actualmente utilizamos y nos parásemos a leer el prospecto de cada uno de ellos, seguramente nos asustaríamos. Sin embargo, a día de hoy se escuchan frases como “si le da un poco de tos le doy ventolín”., y otras como “yo en cuanto veo que empieza a hacer ese sonido le doy ventolín”. Y ante esto se me ocurre consultar, ¿y si se le escapa algún estornudo qué le das?

Pero que no cunda el pánico porque hay otras soluciones. Los medicamentos son muy necesarios cuando un facultativo (ya sea un pediatra o  especialista como el caso del neumólogo infantil) los ha recomendado, pero por automedicación, y sobre todo con los más pequeños, es más arriesgado. Hoy en día conocemos que los efectos secundarios de cualquier fármaco se ven soberanamente agravados cuando se trata de una aplicación “en pequeña escala”, o sea a nuestros niños, lo que nos lleva a pensar que es mejor evitar su abuso y hacer  un buen uso.

Lamentablemente son pocos los especialistas de la medicina los que recomiendan la aplicación de otros tratamientos coadyuvantes (que no incompatibles) para procesos patológicos como la bronquilotis, la bronquitis o el propio catarro común. La fisioterapia es uno de ellos. La fisioterapia respiratoria (o bronquial) es un elemento clave que además no tiene efectos secundarios ya que lo único en lo que puede derivar es en la aparición de exceso de secreción mucosa en las heces (“moquetes en las caquillas” para los amigos) o la activación del reflejo nauseoso acompañado de secreción bronquial (lo que viene siendo un vómito de “moquetes”).

Desafortunadamente esta terapia en el último tiempo se ha convertido en ami-enemiga  de muchos papás y mamás, acaparando seguidores y fieles defensores pero también recopilando enemigos a ultranza que difaman su aplicación ante cualquier tedioso motivo.

Pero permitidme el lujo de hablar francamente de un tema que claramente por mi profesión y mi trayectoria (he perdido la cuenta de los litros de “moquetes” que he ayudado a expulsar”) me siento en el derecho y/o en el deber de opinar: NO ES UNA TERAPIA AGRESIVA, pero sí puede parecer invasiva. Y esto es únicamente por el hecho de tener que inmovilizar al peque (al igual que hacemos al ponerle las vacunas, hacerle un análisis, tomarle las constantes, etc) y también porque uno de las técnicas conlleva literalmente “sacar los moquetes”  introduciendo nuestro dedo en la cavidad oral para poder facilitarle su expulsión. Entiendo que no resulte muy agradable observarlo pero me encuentro frecuentemente con papás y mamás que acuden a las sesiones y prefieren esperar fuera (muy razonable) porque saben que al salir la liberación que habrán sentido esos pequeñajos será tan grande que esa noche podrán dormir plácidamente.

Por supuesto, es importante indicar que no es magia ni tampoco la panacea, sólo otro tratamiento para prevenir o curar problemas respiratorios que van desde el simple catarro hasta la bronquiolitis más rimbombante que encontremos, neumonías y otros procesos que cursen o bien, con síntomas de dificultad respiratoria o bien con exceso de secreción.

Hago hincapié en que no se trata de la única alternativa pero sí es bueno tenerla en cuenta porque en numerosas ocasiones nos puede evitar ingresos hospitalarios, visitas a media noche y casi en pijama al hospital, o tardes interminables en la sala de espera del pediatra. Y claro, como cualquier sesión de tratamiento (todos hemos pasado por el “fisio” alguna vez..) a veces es necesario repetir pero sabiendo que el resultado incluso desde la primera visita, ya es cuantificable y observable.

Por todos estos motivos, os invito a darle una oportunidad (si aún no la conocéis) a la fisioterapia respiratoria y aprovechar que aunque no llegásemos a observar grandes avances por cualesquiera que sean los motivos, siempre tendremos la seguridad que, como bien dicen muchos, “daño no le va a hacer”.

Adriana Pastor 
Fisioterapeuta pediátrico nº col. 8853
Servicio de fisioterapia Cero6