martes, 15 de noviembre de 2016

Y tú, ¿cargas las pilas?

¡Cuántas veces he visto en las redes sociales la imagen del búho que representa al profesor a principio del curso escolar y el que lo representa al finalizar el año!

Nos hace gracia, pero detrás de esa imagen hay una realidad: trabajar en el aula no es tarea fácil, y si además lo hacemos en un aula de infantil, mucho menos.

Siempre digo que la educación se puede representar como una pirámide a la inversa, en la que la educación infantil está en la base y el reconocimiento que hay respecto a los profesionales que se dedican a ella es proporcional a ese piquito que se encuentra a la base!  Está claro que lo que nos mueve es un profundo amor por nuestra profesión y por los niños.

Todos los que han estado en el aula saben que el nivel de responsabilidad y la exigencia hacia nosotros mismos son extremos.

Nuestro trabajo no se ciñe solo a la atención de los niños, cantar canciones en la asamblea, atender sus necesidades, darles ese abrazo tan reconfortante para curar ese gran “dolor” que tienen en un momento determinado, y a tener nuestras programaciones al día: ojalá fuese tan sencillo.

El día a día está repleto de situaciones imprevisibles que hacen que en muchas ocasiones no podamos o no debamos seguir con nuestra programación como teníamos previsto.

Un inesperado acontecimiento: un niño indispuesto, un día alborotado en el que parece que un tsunami ha atravesado el aula, hacen que como un prestidigitador, saquemos de la chistera otros recursos para reconducir el aula y salir airosos de la situación…

¿Y qué decir de los papás?…siempre he pensado que nos preparan y nos hacen estupendos profesionales para trabajar con los niños, pero ¿qué pasa con algunas familias? Que “si mi niño come fenomenal en casa”…y luego se provoca arcadas en cada cucharada de puré que le acercamos a la boca…”¡déjame el chupete que si no en el coche no para de llorar!”   pero si en la escuela está todo el día sin acordarse de él…y no hablemos del pañal o si tiene unas “fiebres improvisas”!

¡Qué desgaste!

Hace unos días nuestra coacher Teresa Nafria nos ha ayudado a entender lo importante que es que nos tomemos un tiempo para que nos acordemos que somos personas y que es necesario que recarguemos las pilas para poder dar lo mejor de nosotros mismos…y esto no solo pensando en el trabajo, sino también en el ámbito familiar, ya que frecuentemente nos llevamos los problemas a nuestras casas.

Cómo trabajar cuerpo, mente y emoción para sentirnos plenos, cómo aprender a  conocernos; lo importante que es definir las metas claras y alcanzables, perseguir los objetivos que nos proponemos, uno a uno, sin prisas pero sin perder de vista nuestros propósitos.

Cómo gestionar las emociones y transformar los pensamientos que nos limitan en fortalezas (esto sobre todo a la hora de hablar con las familias).

Fue una experiencia muy enriquecedora, gracias sobre todo a la gran entrega de los participantes, todos ellos pertenecientes a las escuelas Nemomarlin de Boadilla, Rivas, Majadahonda, Arturo Soria y Guindalera.

Al finalizar la sesión nos hemos dado cuenta que lo extraordinario de nuestro trabajo es que aunque desplumados como ese búho, cuando llega el mes de junio, todo lo vivido con nuestros niños y con sus familias lo recordaremos gracias a nuestra profunda vocación hacia la enseñanza que nos hace olvidar… pero ¿y si a partir de ahora nos cuidamos un poco más?

Emma Caminiti
Directora Departamento Formación
Consultoría Educativa Integral Cero6

jueves, 3 de noviembre de 2016

El director: el puesto y la persona

Hoy día no hay nadie que no sea consciente de que los centros educativos y la educación en general está en pleno proceso de cambio y las escuelas infantiles, como centros educativos que son , no son ajenas a este cambio.

Esta transformación que el mundo de la educación esta sufriendo, no es una trasformación parcial sino que está cuestionando tanto los procesos, como los métodos, como los contenidos.

Un centro escolar no difiere de cualquier otra empresa, en la que hace falta organizar, definir funciones, establecer criterios comunes, ejecutar, supervisar, atender al cliente  etc. Pero además tiene una componente educativa, la finalidad de su existencia.
De cómo entendemos nuestro proyecto educativo de centro, así será nuestra “organización como empresa”
No es fácil, dirigir liderar una escuela infantil, se requieren aptitudes, conocimientos, actitudes que nos ayuden a llevar a nuestros equipos a lograr las metas planteadas.

¿Qué es entonces lo que debe primar en un líder educativo?

Antes de asumir este gran reto deberíamos hacer una reflexión sobre nosotros mismos, para descubrir cuáles son las aptitudes que debe tener un líder, y que nosotros no poseemos, o sí, y conocer cuáles son nuestras fortalezas y debilidades y, a partir de ahí, ser capaces de adaptar a nuestra forma de ser el modelo de liderazgo que queremos que nos lleve al éxito.

¿Quizás su nivel de conocimientos sobre las tareas que tiene que desarrollar, o quizás su capacidad para guiar y estimular a su equipo hacia el logro de resultados?

¿Cuán importante son la comunicación con el equipo y el grado de confianza que somos capaces de concederle?

Cada cual tendrá su criterio y de ahí surge la variedad en los perfiles de cada director: lo que importa es ser conscientes de nuestras limitaciones y sabernos rodear de profesionales capaces y comprometidos con su tarea, para que “ayuden” en la tarea de todos.

Por todo ello nuestro liderazgo debe ser coherente con las peculiaridades de nuestra escuela y nuestra forma de entender la educación, debe estar dirigido a crear un ambiente de armonía y participación además de promover el crecimiento del equipo que es el que finalmente está en contacto con nuestro cliente, y que a través de su tarea diaria, le lleva a su completa satisfacción.

               
ARAVACA , OCTUBRE 2016. FORMACION DIRECTORES DE LAS ESCUELAS INFANTILES NEMOMARLIN

Una vez más Nemomarlin, nos ha dado la oportunidad de trabajar con su equipo de Directores, de las más de 28 escuelas repartidas entre Madrid Barcelona Sevilla Zaragoza, Toledo.

Un vez más esta organización apuesta por la mejora continua y la participación constante en el proceso de cambio en el que todos los componentes de la comunidad educativa Nemomarlin, como no podía ser de otra forma, se encuentra inmerso.

Emma Caminiti
Directora Departamento Formación 
Consultora educativa Cero6

lunes, 19 de septiembre de 2016

YA ESTÁ AQUÍ, YA LLEGÓ...

Familias que iniciáis la vuelta al cole con vuestros hijos, algunos por primera vez y otros repitiendo experiencia y profes que empezáis un curso nuevo con ganas y energía, el temido periodo de adaptación “ya está aquí, ya llegó…” como dice la canción de “La patrulla canina”, esa serie perruna que tanto gusta a nuestros peques.

Cuando acaba el curso no nos acordamos y nos da la sensación de que nuestros niños han llegado contentos y con el abrazo preparado al ver a su pofe todos los días. Pero no amigos, al empezar sus días en el cole sobre todo los nuevos, pero también algún antiguo, padres, abuelos, niños y nosotros los profes pasamos por unos días angustiosos donde la entrada y acogida se convierte en un momento de pucheros y más pucheros, gritos, pataletas y donde los pobres niños no quieren estar allí y no tienen consuelo, ni con canciones, ni con cuentos, ni con nada… NO, NO y NO!!!

Llevan un mes y en algunos casos casi dos con horarios y rutinas alteradas, en la playa, en el pueblo…con los abuelos, con los primos, con amigos y de repente un día les volvemos a dejar en la escuela como si no hubiera pasado nada. Ellos, como es lógico, no entienden nada y lo único que quieren es seguir con mamá y papá o con los abuelos.

Los lunes son complicados, tienen en mente el fin de semana que se asemeja bastante a las deseadas vacaciones, pero según va pasando la semana la cosa mejora, se van sientiendo más seguros, van interiorizando las rutinas, van disfrutando de los juegos y de las canciones…hasta que llega de nuevo el lunes y volvemos a empezar con un cúmulo de sensaciones y emociones que ni entienden, ni saben explicar. Sus emociones se traducen en esas lágrimillas y lo que quieren es que les reconfortemos y les consolemos.


Los papás y mamás tenemos una labor fundamental y debemos ayudar, comprender y animar a nuestros hijos en este momento tan especial, dejándolos siempre con una sonrisa (aunque la procesión va por dentro), intentando no dramatizar, no llevándoles agarrados para facilitar la separación, hablándoles de lo bien que se lo van a pasar, de todos los amigos que van a tener, transmitiendo confianza en la educadora, teniendo mucha comunicación entre la escuela y la familia y por supuesto convencidos de que va a ser algo puntual.

La paciencia tiene que ser nuestra guía con los peques, con los papis y con los abuelos que se aferran a sus nietos como si no hubiera un mañana y hacen, a veces, oídos sordos a nuestras recomendaciones.

De repente un día todo se calma y los niños van entendiendo que la escuela es un ratito y que todos los días papá o mamá vuelve a buscarnos y empiezan a entrar al aula con una sonrisilla, un tímido abrazo…madre mía casi está hecho!!!

Según avanza el curso los niños se van convirtiendo en nuestros niños, vamos conociendo a las familias, vienen contentos a la escuela, algunos no se quieren ir y en junio todo nos parece un espejismo…PERIODO DE ADAPTACIÓN??? MIS NIÑOS??? QUÉ VA!!!!

Mª Jesús Nogueroles Cañizares
Maestra de Educación Infantil y Pedagoga