martes, 2 de junio de 2015

La comida, un momento educativo

Alimentarse no es solo atender a una necesidad fisiológica, sino más bien, un acto social-educativo.


Al principio, cuando son bebés, tan solo estamos saciando esta necesidad pero posteriormente la comida es un aprendizaje complejo. No solo por la autonomía que requiere; primero me da de comer mamá y después yo lo cojo con las manos y posteriormente utilizaré los cubiertos, ¡qué mayor!

Por eso, es tan importante facilitar un modelo de imitación que permita al niño identificar lo que debe hacer. En la escuela, el educador ejerce un papel de moderador, a la vez que proporciona un contexto en el que el niño aprende cómo debe comportarse:

Permanezco sentado en la silla, espero turno para comer, utilizo los cubiertos, recojo y tiro a la basura los desechos, etc…



Y en casa, ¿qué podemos hacer?
Mantener estas pautas que en la escuela se han establecido, dejarles comer solos, aunque manchen…la práctica les ayudará a ensuciar cada vez menos, así como dejarles que ayuden a recoger. Además es muy importante ofrecer al niño los alimentos que le resultan atractivos y motivadores, esto no implica darles aquello que se comen fácilmente (purés) o solamente lo que les gusta, sino compensar en una comida alimentos que se come bien con aquellos más costosos, establecer recompensas para premiar cuando come bien y sobre todo hacerlo de forma constante, que el niño perciba que el modelo educativo entre la familia y la escuela es único y coherente, esto garantiza el éxito en la adquisición de hábitos alimenticios saludables.

En las Escuelas de Padres que preparamos para diversas Escuelas Infantiles trabajamos diferentes temas, muy conveniente para aunar el modelo educativo.

Natalia Torres Thomas
Pedagoga y Maestra de Educación Infantil

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