jueves, 7 de febrero de 2019

EL JUEGO DEL APRENDIZAJE

La oferta educativa no para de crecer, diferentes teorías apuntan a volver a corrientes pedagógicas más clásicas y, sin embargo, el entorno apuesta por las nuevas tecnologías. ¿Cuáles son los criterios para entender y apoyar el aprendizaje de los más pequeños/as?


Si nos centramos en cómo se aprende encontramos cuatro vías de aprendizaje:
  • Formal: todo aquello que se propone en el entorno escolar o familiar.
  • Inesperado: aquello que no está previsto como objetivo del aprendizaje, pero que el niño/a adquiere.
  • Intencional: aquello que se aprende a través de la observación, el interés o la experimentación.
  • Informal: aquel que no está estructurado, por ejemplo, través del juego.
Los niños/as aprenden jugando, pero juegan para aprender por lo que casi todos sus aprendizajes se obtienen de manera informal. Algunas de las razones por las que debemos estimular el aprender jugando son:
  1. Permite el conocimiento a través del interés y curiosidad del niño/a.
  2. Potencia el desarrollo sensorial, así como el equilibrio estático y dinámico y la coordinación de movimientos.
  3. Desarrolla la creatividad, la imaginación y el juego compartido.
  4. Facilita las relaciones sociales y la comprensión del mundo que les rodea.
  5. Es un ejercicio de autosuperación: practica y mejora resultados.
El juego es una de las actividades más importantes de la vida de los niños/as, ya que es básico para relacionarse con los demás, para descubrir su mundo, para desarrollar su conocimiento y sus habilidades motrices y para tener también momentos de relajación y disfrute.

En estas primeras edades, todo es juego, siendo éste innato y espontáneo. Para potenciar el aprendizaje, debemos tener una actitud positiva y cercana, pero directiva, es decir, sin olvidar que los protagonistas son ellos/as. A la hora de seleccionar qué materiales o juegos vamos a proponer, hay que tener en cuenta que cuanto más sencillos mejor (utensilios de casa, cuentos con imágenes cotidianas o de ellos/as, encajables…), procurando que no sean de plástico, pues lo simple despierta la curiosidad. Proporcionándole experiencias positivas, en las que el niño/a se sienta seguro, su entusiasmo crecerá y alcanzará la actitud de logro que potencia el autoconcepto y la autoestima sana del niño/a.



Natalia Torres Thomas
Maestra Educación Infantil y Pedagoga

miércoles, 23 de enero de 2019

DE NUEVO... ¡UNA DECISIÓN IMPORTANTE PARA VUESTROS HIJOS/AS!

Comienza el año y los propósitos se unen a la toma de decisiones.... entre ellas está la escolarización, tanto si es una escuela infantil o un colegio. En ambas, hay cosas en común que decantan la decisión:
  • El entorno educativo que los niños/as necesitan para garantizar la socialización y los aprendizajes propios de cada edad.
  • El proyecto educativo que desarrollan en el centro y que enmarca cómo se van a enfocar los aprendizajes.
  • Y los cambios que pueden producir conductas que no sabemos cómo gestionar (llanto, apatía, enfado, etc.).
Es evidente que este gran cambio genera inseguridad, ya que el espacio escolar es nuevo, no lo conocen y tampoco a sus compañeros/as y su maestro/a, pero ¡son tan solo unos días! Por lo que no debemos angustiarnos… si no mostrarles confianza y una visión positiva.

En la escuela, además de aprender a ser más autónomos/as con las rutinas y hábitos establecidos, aprenden también a esperar, a trabajar sentados y a relacionarse con los demás, sin olvidar el montón de contenidos que les ayudan a entender el entorno, a comunicarse y a identificar y expresar sus emociones. Por lo que es una decisión que va a fortalecer el desarrollo de vuestros hijos/a.

Cuando en la familia hemos detectado la necesidad de escolarizarlos, ahora es el momento de pensar en cómo nos gustaría que fuese el centro, qué quiero que le ofrezca a mi hijo/a, es decir, el proyecto educativo, si bilingüe o no, si tiene horario ampliado, que puedan estudiar hasta bachillerato, cerca de casa o del trabajo, etc.

No es una decisión fácil pero, aunque es importante, no deberíamos agobiarnos como si fuese algo que afectase el resto de sus vidas. Podemos elegir un cole para la siguiente etapa que les espera 3-6 años y posteriormente cambiarlos a otro que se adapte a lo que esperamos de la educación primaria, secundaria y bachillerato.

Algunos argumentos que en su día importaron a familias que eligieron escuela fueron:
  • un espacio exterior para jugar;
  • el personal educativo;
  • luminosidad y ventilación de las aulas;
  • la metodología;
 ¿Y por qué ahora es diferente? ¿Por qué pensamos tan a largo plazo? Tened en cuenta que es una etapa infantil y que ya habrá tiempo para que se hagan mayores...

Eso si, podéis estar seguros de que la estancia en la escuela les ayudará a afrontar con una mayor autonomía e independencia este cambio, sin que esto implique que no necesitarán un período de adaptación hasta habituarse a su nuevo cole.

En cualquier caso, para ayudarles a sobrellevar este proceso de cambio, debemos ayudarles estableciendo horarios y rutinas similares unas semanas antes, hablándoles del cole de forma positiva, incluso haciendo alguna visita con ellos. Esto les ayudará a vivir este paso de una forma más natural y segura. Y pasados unos días, las experiencias y emociones vividas en la escuela harán que se olviden esos días difíciles del principio.


Natalia Torres Thomas
Pedagoga y Maestra de Educación Infantil