lunes, 4 de abril de 2016

Educadoras y madres y viceversa

Educadoras y madres, madres y educadoras….no sé si ser madre te hace ser mejor educadora, lo que está claro es que mejor o peor ves las cosas de forma diferente y puede que el ser madre te haga entender algunos de los pormenores que conlleva el aula o...

Llevo a mi hija de 15 meses a una escuela infantil, donde no paran de pedir cosas: álbum de fotos de la niña, decoración de navidad, instrumentos musicales, tapas, llaves… y un sinfín de cosas que no puedo ni recordar. Todas las mañanas vivimos un pequeño “drama”cuando mi pequeña se engancha a mi cuello a ver si cuela y me la llevo de vuelta a casa y me persigue por la clase gateando a toda pastilla y con esos ojitos, que se te rompe el alma…

Ahora con el babi de educadora pienso en esa defensa a ultranza de la participación y colaboración de las familias en todo lo que se pide y se hace en la escuela y esa “exigencia” de una separación rápida y sin pucheros, vamos que no se va a la guerra, que se queda con su profe.

Otro tema es el de las fiestas donde se argumenta con convicción y toda la razón pidiendo a las familias un disfraz original, aconsejando que no sea comprado, con el que los niños/as estén cómodos, facil de quitar y poner... Y ese momento tan temido por nosotras cuando acaba un trimestre o el curso y nos vamos de vacaciones y ya se nos eriza la piel al pensar cómo vendrán y no paramos de recomendar a los papis “respeta las rutinas, ajusta sus horarios, sus ritmos, que si no la vuelta le va a costar mucho…”.

Si, si, si, si yo te escucho, pero con lo fácil que es ir a una tienda y por poco dinero comprar un disfraz, me hubiera ahorrado pasar noches y noches (en cuanto se dormía la enana) cosiendo y cosiendo la dichosa campana de navidad y para carnaval el de india y casi las pongo un piso cuando me dijeron que no celebraban Halloween… Bueno, bueno, bueno y cuándo sale con el primer arañazo en su carita de ángel que te dan ganas de coger al niño/a agresor y a su familia y llevarles a un consejo de guerra… pero cuando es la tuya la que pega, “vamos a ver… no será para tanto, habrá sido un empujoncillo…”.

Ahora me doy cuenta de que “organiza y respeta sus tiempos” y “cada uno tiene su ritmo”, son frases hechas que no sirven para casi nada y lo que premia es “vamos que no llegamos” y “a ver porqué la mía no anda, si ya lo hace toda su clase”.

En definitiva y poniéndome en la piel de las dos partes, lo que premia es el bienestar y la felicidad de los niños/as en la escuela y lo bueno de ser madre y educadora es que empatizas mucho más con la problemática diaria de los niños/as y de los padres.

En fin, la teoría nos la sabemos casi todos, pero la práctica es lo complicado y más cuando se trata de esos pequeños sabios... Viva la unión escuela- familia!!!


María Jesús Nogueroles Cañizares

Coordinadora de Proyectos de Cero6, Maestra de Educación Infantil y Pedagoga

3 comentarios:

  1. Entiendo perfectamente lo que dices. Yo he vivido muchos años como maestra y psicopedagogía sin niños y todo me parecía muy sencillo y muy obvio. "Esto se hace así de esta manera y ya estå" Pero cuando eres madre te das cuenta que no todo es 1+1=2 y que hay días muy complicados: el cansancio,los sentimientos. Todo eso hace que hagamos cosas que aunque sepamos que están mal, las hacemos. Somos personasvy como tal nos equivocamos y encima nosotras somos conscientes. Pero también somos conscientes de que si en un momento determinado aflojamos después debemos afrontar la situación con mas fuerza pues nos costará más.
    Considero que ahora soy mejor profesional porque tengo mayor empatia con los padres y entiendo sus circunstancias. No quiero decir que quien no tenga hijos no sea buena. pero es cierto que mi mentalidad, en este aspecto, es mucho mas abierta que antes.
    Me parece un artículo muy bueno, con humor y que muestra muy bien esto que digo.
    Yo creo que todos podemos aprender de todos. Familia-escuela. Escuela-familia.

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  2. Coincido con vosotras! yo no soy madre pero tengo dos sobrinas a las que recogía de la escuela y he vivido la otra cara de la moneda... Desde el prisma de la escuela está todo muy claro y son obvios los beneficios de la participación familiar en el día a día de la escuela. Pero las familias no siempre no participan por falta de implicación, en ocasiones, no nos ponemos en su piel, no les damos margen o no explicamos por qué necesitamos ese material.
    El binomio escuela-familia necesita de comunicación y empatía, y esa pizca de humor que te ayuda a relativizar las cosas.

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  3. Qué divertido el artículo!! y qué polémico!! Como educadora SIN hijos/as, he de decir que falta empatía en general en la sociedad, estaréis de acuerdo conmigo en que hay mamás y papás que facilitan nuestro trabajo y otros/as que no lo hacen un poco más complicado, y al revés, en ocasiones pedimos tanto a las familias, que acaban por desesperarse.
    Sin embargo, no debemos perder la perspectiva, aunque la comunicación entre la escuela y la familia es fundamental e indispensable, son dos ámbitos completamente distintos y no podemos comportarnos ( ni debemos) hacerlo igual. La profesión de educación infantil no la de ser madre/padre, por eso es tan necesario ponernos, TODOS/AS en la piel de los demás, para entendernos, para ayduarnos y para mirar por el bien común. Familias, niños/as y escuelas deben caminar juntas, vamos al mismo sitio, no unos/as contra otros/as, no creéis?

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